El Takesi sólo corresponde a un tramo, de uno mucho más largo que unía el valle de La Paz con los llanos orientales según el arqueologo Oswaldo Rivera Sundt, este camino tiene cuatro trarnos identificados:

El primero que nace en el valle de La Paz, para dirigirse a las alturas de Pampahasi en dirección a Ventilla y/o Mina San Francisco. En la actualidad, estos últimos tramos se han perdido o permanecen ocultos entre la espesa vegetación; sin embargo, la apertura de caminos en la región de los Yungas ha provocado que éstos entren en desuso.

Estos tramos sólo corresponden a una ruta de la red de caminos precolombinos e incaicos que se extendía por varios miles de kilómetros a través del territorio americano. El viaje se inicia en la ciudad de La Paz, en la calle Luis Lara, esquina Benancio Burgoa, de la zona de San Pedro, parada de transporte público hacia la zona de Palca.

Nos acercamos a un pequeño cementerio ubicado a un costado del camino, el árido paisaje contrasta con la rústica iglesia de fondo con tumbas en su entrada.

Conforme ascendemos, comenzamos a apreciar los primeros restos de los canales de desague, porciones empedradas y pequeños restos de muros de contención.

Desde este punto, se puede observar el camino recorrido al Suroeste y los profundos valles al Noroeste a través de los cuales discurre, dibujada, la vía por recorrer.

El Mururata, con sus perpetuas nieves, nos contempla desafiante desde los 5.869 metros de altura sobre el nivel del mar; al otro lado se encuentra el nevado Takesi, de 5.550 metros de altura, con sus antiguos glaciares.

Recorremos una gran ladera del cerro Quimsa Chata, donde el empedrado prácticamente ha desaparecido. Desde este río ascendemos durante veinte minutos para asomarnos al caserío denominado Chojlla, descendemos por un buen empedrado precolombino hasta reencontrar nuevamente el río Takesi, cuyo caudal ha aumentado ostensiblemente. Sus turbulentas aguas discurren furiosamente entre enormes piedras pulidas por el agua, levantando burbujeantes espumas.

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