Esta ruta prehispánica es una de las muchas que unían los diferentes pisos ecológicos, las zonas altas, con las cálidas, transitadas, desde tiempo inmemorial, por personas que intercambiaban productos tropicales con productos del altiplano, donde se asentaban las grandes culturas locales.

El siguiente tramo, que parte de Chulumani, se internaría en el río de La Paz para dirigirse a la zona yungueña de La Asunta, y desde allí internarse en Alto Beni.

Una idea de lo que puede significar esta extensa ruta descri ta, se puede admirar en el Takesi, si uno camina observando detalles constructivos.

La subida se torna fatigosa, hace mucho rato hemos superado los 4.200 metros sobre el nivel del mar, el sendero es ancho, mide entre cuatro a cinco metros, la fuer te pendiente ha sido vencida por los constructores del camino utilizando varios zigzagues, lo cual permite que el ascenso sea tomado en un menor ángulo.

Para mantener el camino nivelado, ha sido preciso construir muros de contención sencillos, dobles y hasta triples; en algunos casos, éstos han sido construidos a ambos lados del camino contra el cerro, para evitar derrumbes y contra el precipicio, para mantener la horizontalidad.

Cuando el viento logra despejar el cielo, se puede apreciar la magnificencia de la Cordillera Real.

Continuamos la caminata, y pasamos por la laguna Wara Warani.

Los canales son frecuentes, si se tiene que pasar por una zona muy húmeda, y se distancian, más bien si la zona es seca.
Descendemos a paso lento, nos acercamos a la localidad de Cacapi, un pequeño rancherio desde donde se pueden apreciar los gélidos glaciales del Mururata, contrastando con el verdor cálido de los Yungas.

Un buen puente facilita su cruce. Por un buen camino carretero nos acercamos al pueblo de Yanacachi, distante cinco kilómetros de Mina Chojlla para tomar un buen baño en la piscina de un hotel, y luego retornar en bus o camión a la ciudad de La Paz.

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